domingo, 5 de diciembre de 2010

¡POR FAVOR, NO ME MATEN!

Como van las cosas moriré de pánico antes de lo esperado por Ana, mi pitonisa de cabecera. Las historias de policías y ladrones, de violentos y pendejos, de atracos y secuestros, de absurdos y dolores, me están matando de pena moral. Con los días me estoy suicidando, haciéndome una especie de eutanasia personal, un harakiri psicológico en medio de un ataque de nervios impresionante. Ya ni el alcohol ni el viagra me alegran las mañanas. A los 34 años ya soy un tipo senil, cobarde e histérico que a las cinco aeme comienza a temblar y se encierra en el sanitario de su casa a escuchar las noticias y a morirse de miedo. Para los demás, tan solo soy un tipo de cantaleta aburridora y babosa a la que nadie le pone ni le para bolas. -¡Cucho quejetas!- me gritan.

Pero yo se que no soy el único. Los atrapados por el pánico somos millones, lo que pasa es que los otros se quedan calladitos, por miedo, por cobardes, pero chisss.....

Unos grupos armados me robaron la posibilidad de salir a respirar aire puro al campo, de pasear o hacer turismo porque me dan pánico las pescas tenebrosas, y los atracos de los piratas terrestres. Me robaron la posibilidad de ir a burdeles, tener siete mujeres y un mocito, porque me da pánico que me peguen el SIDA. Me da pánico fumar Pielroja como el hombre Malboro porque de pronto me da Cáncer, o fumarme un porrito de marihuana como Bod Dylan para escribir poesía, porque de pronto me montan una operación Milenio y me extraditan. Me da pánico ir al ortodoncista porque seguro, sin necesitarlo, me atraca con disimulo al recetarme frenillo, y eso cuesta varios millones de pesos. Me da pánico ir a un optómetra dueño de una óptica seguro según él, ya necesito gafas y eso cuesta un jurgo de plata y unas gafas me haría sentir minusválido. Me da pánico ir a donde un médico alternativo porque seguro necesita clavarme mil agujas o mil pastillas buenísimas pero carísimas que mi EPS no cubre. Me da pánico llevar mi compañera al ginecólogo porque seguro “seguro” necesita hacerle una cesárea por complicaciones que solo él ve, él entiende y él sabe. Me da pánico comprar una casa porque seguro me vuelvo esclavo de un banco de por vida y la vida de mis hijos. Me da pánico denunciar a un funcionario corrupto porque seguro al otro día usa su magia para hacerme aparecer con la boca de llenes de hormigas y moscos por allí, a la orilla de cualquier cuneta. Me da pánico ir a las discotecas y bares porque de pronto me abordan transvestidos, me dan escopolamina o me venden licor chiviado y me quedo ciego. Me da pánico ir a una iglesia a buscar a Dios porque seguro tengo que darle un porcentaje de mi sueldo como diezmo al pastor o al sacerdote. Me da pánico subirme a esos buses podridos de Popayán porque de pronto salgo enfermo de ellos, con chucha y sin billetera. Me da pánico denunciar que en Popayán los buses urbanos están podridos porque de pronto un chofer se va a emberracar y me da un varillazo. Me da pánico comer carne o hamburguesas porque de pronto estoy comiendo carne de burro viejo o carne de perro enfermo molido y aliñado. Me da pánico ser político porque de pronto me hacen un atentado, y la verdad, no tengo vocación de quedar ante mis amigos como un mentiroso y me asustan las calumnias de la oposición. Me da pánico hablar de política con extraños o en público porque de pronto hay infiltrados que quieren sacarnos información de quién sabe qué y con qué fines.

¡Dios mío, tanto me han robado, tanto me han quitado, que ya casi expiro de pánico. Y tan grave estoy, prefiero morirme solito y en casa, antes que estar en manos de u médico de los de veinte mil pesos la hora...
Por favor, no me maten, yo me mato solito de puro pánico. Y si me pasa algo, por favor, no me lleven a ese hospital universitario para proletos que tenemos, es horrible. Allá me mataría la desolación y la tristeza, llévenme derechito al cielo, ¿Si?
Gracias, amen.

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