domingo, 30 de septiembre de 2012

EL DESAFÍO O LOS JUEGOS DEL HAMBRE


EL DESAFÍO O “LOS JUEGOS DEL HAMBRE”
Marco Antonio Valencia Calle

Ahora que Caracol acaba de terminar su reality El Desafío, es bueno hacer algún balance sobre lo positivo y negativo de esta propuesta televisiva que entretuvo a la población colombiana.

“The hunger games” (Los juegos del hambre) es una película basada un libro escrito por Suzanne Collins. Se trata de un reality televisado donde 24 niños entre 12 y 18 años, representando a sus regiones, deben asesinarse entre sí por el honor de su región. En el Desafío no se mataban, porque se los prohibían, ¿pero si se los hubieran permitido?

Tanto el programa de televisión como la película, nos llevan a reflexionar varios asuntos: El primero, es el tema de “sobrevivir” y lo que estamos dispuestos a hacer por ello. El segundo tema tiene que ver con los “los valores” y la capacidad de sostenerlos en situaciones difíciles; y el tercero, sobre lo bien o mal  “educados” que estamos para convivir con otros.
El escritor William Goldin, en El Señor de las Moscas, nos dice que “que la gente nunca resulta ser del todo como uno cree que es”. Porque a veces los débiles resultan que no lo son, y los bien educados nos desilusionan porque en el fondo son viles, y hasta peligrosos.
En un país como Colombia, que ostentamos la condición de ser el tercer país con la peor desigualdad social del mundo, y que aparece en la lista de los cien países más violentos del orbe, tenemos que, obligatoriamente, preguntarnos por el tipo de educación que estamos ofreciendo a nuestros niños y jóvenes… para sobrevivir en comunidad y con valores positivos.

La escuela es una oportunidad, forma, inspira, revela y nos salva tanto la esclavitud como de la ignorancia; pero nada de eso es posible, si no hay padres educados como lo afirmaba Goethe; y en Colombia los últimas dos generaciones son el resultado de un dudoso sistema educativo, que se ve y se nota en la desigualdad social, y el alma corrupta de la mayoría de ciudadanos del común.

La educación es la respuesta al subdesarrollo, la pobreza y la marginalidad nos lo dice Oppenheimer en su libro “!Basta de historias!”; pero nuestro sistema educativo solo ha servido para convertirnos en seres sumisos, con valores mutilados, individualistas e intelecto dudoso. Jóvenes débiles e indiferentes para asumir responsabilidades y comenzar a dar respuestas a las múltiples crisis que padecemos. Y eso tiene que cambiar. Y es por eso que el magisterio tiene que cambiar, y transformarse en un gremio comprometido con la transformación del país.

Esos reality, entonces, son dolorosos espejos de lo que somos. Porque produce escalofrío de pensar de las bajezas que somos capaces de hacer por el hambre a la plata. Ver el Desafío me hizo pensar que es tan baja la educación colombiana, que no solo perdió el año, sino la década y la oportunidad para brillar en el siglo XXI. Pero queda la esperanza… 

domingo, 23 de septiembre de 2012

AL SEÑOR DEL POKER, LE FALTA UN AS



MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

 “El Señor del Póker” no es otro que el Presidente Santos, por su afición a este juego de “apuestas” que usa para obtener provecho en la vida política. Pruebas de ello son el “as bajo la manga” que sacó hace unos días para firmar la paz con la Farc, que además de ser la aspiración de los colombianos le asegura su candidatura para la reelección; así como sus propuestas de “prosperidad democrática” donde intenta pasar a la historia, cañando con una “flor imperial” en pro del desarrollo con una “baraja” de cinco temas fundamentales: innovación, agro-industria, infraestructura, vivienda y minería.
Pero creo que “Al Señor del Póker” le faltó más cálculo para ganar en las apuestas que está haciendo; o mejor, que le falta hacerse al “comodín” para la victoria total. Sencillamente porque apostarle tanto a la paz como al progreso, requiere educar al ciudadano común en esos temas. Y esa falta de preparación mental es la que tiene varadas sus locomotoras por un lado; e incluso, a ello se deben los pronunciamientos negativos o de “optimismo-moderado” frente a una firma de paz con la guerrilla.
El Señor del Póker debe escuchar al Arzobispo Desmond Tutu, líder de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación sudafricana, cuando advierte sobre la dificultad de poner a conversar a enemigos sobre un destino compartido cuando hay tantas heridas, intereses y deseos de venganza. Y a los colombianos nadie les está hablando del tema.
Por eso, “la educación para la paz y el desarrollo” debió ser pilar y motor del gobierno Santos, y los maestros del Estado sus agentes más directos. Pero no, a los colombianos nadie les está hablando de paz, y los maestros más bien son otro conflicto del Estado.
En este país la educación se nos convirtió en un casino de intereses privados y no una apuesta para el desarrollo humano. La educación se volvió asunto de contratos y mercadeo, de sindicatos y contrataciones que huelen a corrupción y politiquería, y por allí se le puede ir la paloma a Santos.
Si el Señor del Póker quiere la paz, y hacerse a un puesto en la historia como el hombre que llevó al país al desarrollo, tiene que sacarse de la manga la “carta alta” o “el as del palo”. Si quiere ganar, tiene que comenzar ya mismo un proceso de re-educación del espíritu de los colombianos. Es necesario educar al país para lograr lo que parecen imposibles: la paz y el desarrollo, que se miden en pobreza e ignorancia.
Una paz por decreto, o por firma de las partes mientras la gente camina con “el corazón partió y hambre en sus estómagos”, jamás será una paz cierta. La pacificación y el compromiso ciudadano para salir del subdesarrollo y ser competitivos a nivel mundial, se logra con el compromiso del magisterio, que hoy por hoy no es otro que un invitado de piedra para pactar lo fundamental.


domingo, 16 de septiembre de 2012

UN CANDIDATO AL PREMIO NACIONAL DE PAZ 2012


Por: 
MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

El Premio Nacional de Paz que recibe postulaciones hasta el 12 de octubre, pretende reconocer a personas y organizaciones que realicen gestiones para “la reconciliación, el respeto por la diferencia y la reconstrucción del tejido social”; y de esa manera “fortalecer la democracia y la justicia”.

En este país donde la paz es una caja de reblujos y la sangre de millones de inocentes es rio de impunidad, donde la violencia urbana y rural amedrenta, donde la guerra de brutos contra estúpidos es diaria desde 50 años, donde las empresas de la salud realizan el genocidio más grande de la humanidad con anuencia del Estado; donde el terrorismo de las mafias se salió de madre, donde se educa para todo menos para la convivencia… cualquiera podría pensar que un premio de paz, es un chiste.

Un gesto de paz por aquí es casi un milagro entre la paja y el estiércol, un sueño infantil. En Colombia, trabajar por la paz te convierte en objetivo militar de brutos con pistola, y soñar con la paz es casi un delito. Pero es allí, justamente allí, donde este premio tiene un valor impresionante. El que se lo gane de verdad es un héroe mundial, y buscando entre la maleza y la chamiza, tenemos gente para ello.

Como la convocatoria dice que todos podemos postular a quienes a nuestro saber y entender hacen la diferencia, desde esta tribuna, quiero candidatizar a un médico que hace las veces de columnista de prensa regional y tiene un programa de radio en una emisora en el departamento del Cauca. Se llama Fabio Arévalo Rosero. Para algunos un soñador, para otros un loco, para la mayoría una especie de bicho raro que se dedica con tesón y creatividad a construir desde la palabra positiva ciudadanos mejores.

Este médico pastuso, deportista, comunicador y escritor, que da conferencias sobre ciudades saludables con movilidad sostenible, que imparte cátedra sobre desarrollo humano y salud pública, todos los días desde la radio riega semillas paz, optimismo y esperanza. Su actitud es un ejemplo de cómo se debe actuar y trabajar desde la prensa para la paz en un departamento como el Cauca que vive en la miseria, la guerra y los conflictos más lunáticos del país. Este médico, desde mi opinión, es un visionario que contra toda lógica y contra muchos incrédulos, asombra por su optimismo, esperanza y lucidez.

Si no le dan el premio, mi reconocimiento y mis respetos para alguien que hace radio inteligente y de manera divertida, pero sobre todo, que enseña a sus oyentes a buscar la felicidad y el bienestar. Un hombre así es que necesitan las grandes cadenas nacionales y los mejores periódicos del país. Alguien que nos dice sin decir, que todos podemos marcar la diferencia y poner un granito para la paz sin necesidad de ir a la guerra, y desde el sitio donde estamos parados, siendo lo que somos.

Ver Convocatoria Premio Nacional de Paz: http://www.fescol.org/

domingo, 9 de septiembre de 2012

LAS TRES PU(N)TILLAS


LAS TRES PU(N)TILLAS
MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

Por estos días las tres puntillas para unos, y putillas para otros, son: paz, Farc y odio.

De la “paz” podríamos decir que es la más buscada, pero al mismo tiempo la más difícil y misteriosa. En Colombia ningún ser vivo la ha visto a los ojos, pero la mayoría se la ha pasado por la faja y por la boca. Y aunque todos se creen con derecho a tenerla, pocos se la merecen. Y es medio esquiva porque la pobrecilla ha sido abusada, una y otra vez por culebreros, politólogos y charlatanes desde chiquita. Es una palabra tan desprestigiada que decir “paz” ya  no significa nada, ni siquiera esperanza, y eso que una esperanza no se le niega a nadie. Todos hablan de ella sin conocerla y le inventan cuanto proceso de paz se les ocurre. Pocos imaginan que “la paz” es la madre reina de nuestro progreso, y ese, es el secreto mejor guardado en la historia colombiana.

De la “Farc”, hay que decir que según los medios de comunicación, y vaya uno a saber si los medios dicen la verdad, es un monstruo asqueroso de siete cabezas que miente, mata, secuestra, viola, cultiva y vende drogas, es terrorista y nos quiere matar a todos porque sí. Lo cierto, es que para la prensa y los políticos, la Farc es la culpable de todo lo malo que ha pasado en este país. Por lo tanto, de las tres putillas, siendo la más descarada, explosiva y juguetona, no deja de ser la más fea, y cualquier trato con ella puede desencadenar en sifilíticas circunstancias. A mí, que me gusta jugar al abogado del diablo, quisiera creer en su palabra cuando dicen ya no tener secuestrados y que nunca han sido mafiosos. Creer por el principio de la buena fe y porque a la gente hay que creerle; y porque todo el mundo sabe que para negociar en un eventual proceso de paz, la verdad es esencial.

La tercera putilla, se llama “odio”. Y es la más peligrosa de todas. Muchos colombianos por esos asuntos de la ignorancia, la falta de educación y porque la escuela nunca ha trabajado el tema, tienen el corazón podrido de odios y deseos de venganza. Odios inducidos por la televisión o líderes políticos. Odios generados por una malformación congénita, culpa de 50 años de guerra.

Por ello pienso, que para un verdadero proceso de “paz” con la guerrilla de la “Farc”, hay que resolver el problema del “odio”. Y eso, se hace desde la escuela. Para que la paz se cierta y duradera, la escuela tiene la palabra. Para alcanzar la paz, hay que curar primero el corazón de los colombianos. El proceso debe iniciar con la educación y preparación del pueblo colombiano. De lo contrario, nada veremos.

domingo, 2 de septiembre de 2012

URIBE: "SEÑOR DEL ODIO"


URIBE: “SEÑOR DEL ODIO”
MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

El título de esta columna: “el señor del odio”, es en realidad el título de un video-juego donde hay que luchar contra un demonio llamado Mefisto, el señor del odio, hermano de Baal, señor de la destrucción, y de Diablo: señor del terror (la coincidencia poética con la vida de Uribe y lo que proyectan los espíritus que lo habitan, o la fama de sus amigos, es ironía literaria).

Y hago esta analogía, porque defender a Uribe, es como ser abogado del diablo. Y hablar de Uribe para algunos, es como si les hablara de Mefistófeles, conocido desde el renacimiento europeo y cuya etimología significa “el que no ama la luz”; y quien no ama la paz, es como quien no ama la luz. Pero en otros idiomas, ese mismo nombre indica “destructor y mentiroso”, es decir, lo que encarna Uribe para muchos; y más en estos días cuando soñamos con un eventual proceso de paz y Uribe es pieza clave del mismo.

El personaje literario, leo en Wikipedia, representa la forma más refinada del mal, igual que Uribe para algunos. Es una figura tragicómica, igual que Uribe; un personaje que se desgasta y se derrota a sí mismo en sus propias teorías, igual que Uribe; que se caracteriza por tener una mente fría y de aparente lógica para atrapar sus millones de seguidores, igual que Uribe.

El alemán Johann Wolfang von Goethe, escribió “La trágica historia del doctor Fausto”, donde un viejo cansado y frustrado le vende su alma a Mefistófeles a cambio de juventud, conocimientos y una bella mujer. Pues con Uribe pasó lo mismo: los colombianos después de padecer una larga guerra y muchas frustraciones por alcanzar la paz, le vendimos el alma, y le dimos ocho años de gobierno para pacificar la nación desde lo militar, pero no se pudo, y sentimos que nos engañó. Y la lección histórica es que por ese camino no es, porque los excesos de la guerra dan asco y porque la violencia genera violencia.

Hoy Uribe con sus comentarios en contra de un proceso de paz negociado es un mal necesario, porque su discurso disidente pone al gobierno y a la nación a pensar en los argumentos para responderle a la gente y a la historia. Al menos este supuesto enemigo de la paz es público, y tiene argumentos. Pero hay otros más peligros por debajo de la mesa, y de esos es que tenemos que cuidarnos.