jueves, 20 de diciembre de 2007

Ecos de Guadalajara

EL PERIODICO, 28 de noviembre 2007

Álvaro Mutis es un viejo hermoso que ya logró pasar a la historia por crear el mito de Maqroll, el viajero, pero que sigue pensando que su puesto literario debería estar respaldado por una ceremonia en Estocolmo, y así poder navegar más tranquilo por las aguas de la inmortalidad. Un escritor inclaudicable que a pesar de la edad sigue inventando historias, reeditando su obra y recibiendo merecidos homenajes, al tiempo que anuncia que su hijo Santiago busca por todos los rincones del planeta sus escritos de años mozos para antologarlas y publicarlas.
García Márquez es feliz en México, besa a Mutis y Mutis lo besa a él, y así reafirman sus afectos en público, al tiempo que recuerdan anécdotas de sus años de brega y casi todos los dos mil asistentes al auditorio Juan Rulfo ríen con cariño. Es el último domingo de noviembre del año 2007 y Jorge Volpi, el escritor Mexicano de 42 años que tiene el privilegio de estar entre estos titanes de la literatura colombiana, en calidad de anfitrión, toma notas, se imagina su vida en cuarenta años y comienza a bosquejar una crónica para su blog. Paula Moreno, nuestra flamante ministra de Cultura, tiembla de emociones encontradas, apaga su celular y se deja alagar cuando alguien le dice que un día Gabo escribió que Dios debe ser mujer, y más, que debe ser una mujer negra de curvas perfectas y mirada limpia, como la de ella.
Termina el acto pero ni Mutis ni Gabo pueden escapar a la impertinencia y al cariño de sus seguidores. Los acosan como un enjambre de mariposas amarillas para pedirles la bondad de una sonrisa. Se trata de gentes de todos los pueblos del mundo que quieren verse reflejados en sus ojos de escritores colombianos, a ver si de pronto sirven de inspiración para algo, de fanáticos que son capaces de pedirle sin palabras un autógrafo rápido y poco placentero; e incluso, que posan a su lado como si supieran que están frente a los últimos dinosaurios vivos de las letras colombianas del siglo XX, y que como ellos, ya no hay, ni habrá otros.
El mexicano Carlos Fuentes, sorprende al presentar el tema de su próxima novela (Aquiles o el guerrillero y el asesino) que aborda los entretejidos de la violencia colombina a través de la figura de Carlos Pizarro, el candidato presidencial asesinado en 1990. Mientras en otro salón, el español Antonio Muñoz Molina, muy en consonancia con la labor de Fuentes, afirma que el papel del escritor es nombrar, decir e inventariar el pasado que suele ser tergiversado por la dictadura de los vencedores.
La feria del Libro de Guadalajara va hasta el 5 de diciembre y Colombia es el país invitado; por eso, 40 escritores de los nuestros están allí dando conferencias, presentando sus libros y dándose un roce de popularidad frente a los ojos del mundo, a sus pares literarios y frente a un público ávido de conocerlos. Guillermo Schavelzon, el agente literario de autores nacionales como Gamboa, Franco y Gabriel Vázquez ya declaró en una conferencia que la literatura colombiana empuja con fuerza a nivel mundial por su riqueza y diversidad, y la prensa hispana hizo eco inmediato de sus comentarios. Por los pasillos de los 26 mil metros cuadrados de la feria la gente se esta gozando el olor a café colombiano, aprendiendo a oír la música nuestra a través de 31 conciertos que aparecen en el programa oficial, y la alegría de los colores de la bandera nacional estampada por todas partes opaca a los 38 países que igualmente hacen presencia por aquí. Pero no todo es café, música y libros, Colombia también se trajo 250 piezas del Museo del Oro y una exposición pictórica de Débora Arango, que complementan el panorama cultural que nos hace ricos y valiosos frente a los ojos del mundo.
La literatura colombiana esta viva y en Guadalajara nos lo dicen al son de los mariachis, las rancheras y los millones de lectores. NOTA: ¿Y usted, ya tiene su libro de autor colombiano para las vacaciones de fin de año?
*Escritor

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