domingo, 28 de octubre de 2012

SOBRE EL DIA DE LAS BRUJAS


BRUJOMANIA
MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE
En el altar mayor de la iglesia de Barahona España, hay una imagen de San Miguel Arcángel venciendo al diablo, que alude a la fama de este poblado por haber sido centro de brujas y brujería; y que hace parte de los relatos sobre diablos y hechiceras que se fraguaron aquí desde los años 1700, para asombro de turistas por los caminos de Soria. Narraciones que hacen abrir los ojos de los curiosos que intentan comprender el fenómeno brujeril de la vieja Europa, y el papel de la Santa Inquisición en todo ese cuento de miedo y picardía que hay alrededor de “las amiguitas de Satán”.
Autores como Pio Baroja, Ortega y Gasset, Julio Caro, Benito Pérez Galdós, Domingo Miras, y algunos dibujos de Goya, hacen alusión “a las fiestas de brujas” que se realizaban en Barahona, y ponen de manifiesto un curioso mosaico de paisajes con brujas, donde creyentes y escépticos siguen discutiendo si existieron o no.
Para los antropólogos la gente inventa más poder y más historia sobre las brujas de lo que fueron o son. Para muchos, las brujas son adoradoras del diablo con el cual tenían relaciones sexuales, y se dedicaban a la preparación de afrodisíacos y maleficios. Para otros, fueron un invento de la iglesia y de la justicia para subliminar los levantamientos populares y someter a los rebeldes. Chivos expiatorios para juzgar e incriminar a alguien cuando no se tenían respuestas, o se era ineficaz en las investigaciones.
La brujería “tomó vuelo” por la importancia y propaganda que le dio la misma iglesia y que en Europa fraguó el destierro, la tortura y la muerte de miles de personas desde la Inquisición. Un tema que incluso fue motivo interno de debate en la medida que para San Agustín no era más que charlatanería y engaño, mientras que para Santo Tomás, era un asunto serio y peligroso.
En el siglo XIII, por ejemplo, la doctrina de la Inquisición casi exterminó con los cataros franceses por considerarlos afectos a hechos de brujería. Las brujas decían, juraban, maldecían y blasfemaban en nombre del diablo, hacían homenajes con sacrificios a su honor, mataban sus propios hijos antes de ser bautizados, cometían incesto, robaban y mataban niños para hacer cocimientos, causaban esterilidad en campos y personas, etc.
Lo cierto, es que el asunto de la brujería ha sido motivo de histeria colectiva para trabajar desde siquiatras y sicólogos; pretexto laboral para explicaciones de sociólogos y antropólogos; punto de partida para artistas  donde se han inventado todo tipo de falacias o medias verdades a su alrededor. Un mundo donde habitan gatos negros, faunos, sátiros, chivos; donde se dan bebedizos y filtros para realizar orgías en rituales en honor al diablo. Un mundo de viejas desdentadas adivinando el futuro en tabacos y juegos de cartas. Y ahora último, en varios países, los 31 de octubre de cada año, son “un negocio” donde los dulces incrementan sus ventas en un 70%, se disfrazan a los niños para la foto en fiestas con comilonas, y los adultos encuentran pretexto para embriagarse en discotecas y bares… por ser día de brujas.

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