¿Y LOS JUEGOS
NACIONALES PARA QUÉ?
MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE
Frente a la descomposición social y falta de
valores en la casa como en la escuela, y frente a la pereza de nuestros niños y
muchachos que no quieren estudiar, los juegos nacionales deportivos son una
gran oportunidad para padres y docentes.
Es la ocasión ideal para mostrarles a nuestros
niños y jóvenes el rostro de los héroes de verdad, la cara de los guerreros y
heroínas de carne y hueso que tenemos en
Colombia, la valentía de los colombianos, la fortaleza de nuestra raza, y la gran capacidad de
nuestras regiones.
El deporte tiene la virtud de convocar a grandes
y chicos alrededor de competencias, y allí, en los podios de campeones, vamos a
conocer a una multitud de jóvenes que a lo largo y ancho del territorio
nacional se han dedicado día y noche, a prepararse con esmero y devoción para
ser los vencedores.
Los ganadores no sacan sus victorias debajo de
la manga, los que logren obtener una medalla y sobresalir en cualquiera de las
competencias, lo harán como fruto del esfuerzo, las privaciones y la disciplina,
así como de un acompañamiento familiar y estatal. Y eso hay que destacarlo a
diario.
Es necesario reconocer a nuestros héroes y
ponerlos en el pedestal para ejemplo de las nuevas generaciones. Es bueno que
todos nuestros niños detrás de una pelota quieran ser como Falcao o James
Rodríguez; y que las niñas pidan bicicletas o patines para practicar y hacer
deporte como Mariana Pajoy o la patinadora Chichi Baena, entre muchos otros héroes
deportivos que ya tenemos.
Los juegos nacionales ayudan a construir héroes,
y éstos tienen un enorme poder en la sicología de la gente, sin importar las
edades, la raza o el sexo. Y para nadie
es un secreto que los héroes deportivos permiten construir, tener y mostrar
modelos culturales de carne y hueso, para señalarles a nuestros niños una ruta,
un ejemplo, un entusiasmo, un amor por el cual luchar.
El trabajo de mucha gente que ha hecho del
deporte su razón de vida y logran triunfar a pesar de las limitaciones y el
sufrimiento, tiene un poder sicológico y moral en la conciencia de los pueblos
que muchos no alcanzamos a comprender. Los deportistas ganadores se convierten
en modelos de vida, posicionan nombres, personas, marcas y regiones. Un ganador
expresa la razón y la aspiración más deseada de una persona o grupo de
personas.
Incluso el fracaso, la pérdida, o la derrota en
el deporte, son ejemplos y modelos de cómo se debe aceptar el designio o un
revés en nuestros niños; porque el atleta de alto rendimiento sabe perder y está
preparado para ello, y su actitud es por sí misma, un ejemplo que incide en el
pensamiento y la forma de actuar de la sociedad.
Será un honor ver las hazañas de cada uno de
nuestros deportistas. Y esperemos que su ejemplo cunda para el resto de la
sociedad. Que el ejemplo y la perseverancia de estos jóvenes, sean modelo para
la construcción de una sociedad en paz, como la que todos anhelamos en el 2012.
Coletilla: llevemos a nuestros niños a ver y
apreciar las justas deportivas, aunque sea por televisión.
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