por/
Marco Antonio Valencia Calle
Desde hace dos años se viene hablando de Industrias culturales en el Cauca, un proyecto creado bajo la tutela de COMFACAUCA, para apoyar la gestión de los artistas, gestores, instituciones y empresas que laboran en el sector. Durante este tiempo se ha brindado capacitación sobre lo que significa “industria cultural”, sus bondades, beneficios, ganancias y oportunidades. Expertos nacionales e internacionales han pasado por Popayán y el norte del Cauca explicando a todos los que quisieron escuchar, la gran importancia del patrimonio cultural que tenemos, y su valor para el desarrollo.
En el proceso siempre faltó la participación seria, responsable y activa de las Secretarías o Responsables de cultura tanto de los municipios como de la Gobernación. Sin estos socios se puede trabajar, es cierto, pero con ellos involucrados de tiempo completo, se trabajaría mejor.
Las industrias culturales son buenas y malas al tiempo. Es una moda y una apuesta de la globalización; y una gran oportunidad para las empresas e instituciones bien organizadas que quieren ganar dinero.
Son buenas para construir una imagen y una marca, incrementar el consumo de bienes y servicios, obtener mejores utilidades de los servicios que se prestan, ampliar las ofertas que se tienen; para mejorar la tecnología, la difusión y los mecanismos de apropiación cultural. La “industria” como lo dice su nombre, proporciona ingresos, empleo, desarrollo, ganancias y réditos tributarios, entre otras. Y ojo, que los gurús de la economía dicen que los grupos que no se modernicen y entren en la lógica de la industria cultural en el siglo XXI, tenderán a desaparecer.
Las industrias culturales son negativas porque el imperialismo homogeniza y elimina la diversidad, al tiempo que impone modelos extranjeros y absorbe las pequeñas empresas. Nos vuelve cosmopolitas y nos brinda la oportunidad de tener las tiendas y ofertas del mundo del entretenimiento en la región, pero desconoce a los artesanos y artistas con modelos únicos. Los enemigos más acérrimos afirman que nos niega la identidad cultural, aliena y desconoce la patria y sus símbolos propios.
Los expertos que nos visitaron decían que si los gobiernos municipales y departamentales diseñan políticas para apoyar a los pequeños productores culturales, al tiempo que propician el trabajo en red, la cosa no será tan grave, y hasta puede tener ganancias positivas.
¿Pero está el tema de la Industria cultural incluido en los planes de desarrollo departamental y local? Ahí dejo la pregunta… y agradecería respuestas públicas.
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