domingo, 20 de febrero de 2011

“Todo valió mucho, y el resto mucho más”




Ha terminado una semana más de mi vida. Con ella me gasté un polvo, cincuenta mil pesos y dos horas hablando por teléfono. He defecado y orinado cada día sin falta lo inservible, he tenido dos disgustos por la estupidez ajena, he soltado cuatro risotadas por la gracia de mis amigos y he pasado una noche entera sin dormir diseñando el Blog para el Colegio Nacional de Periodistas. (www.cnpcauca.blospot.com) Ha terminado una semana más de mi existencia y seguro me queda una semana menos de vida. Una semana en la que no me han faltado los alimentos, el tintico en ayunas, la buena salud, las flores en la sala, la emoción de la telenovela, los chismecitos familiares, los besos de mi mujer, los corrillos con los compañeros del trabajo sobre las noticias de la tele, ver la emoción de mi hijo prepararse para su primer campamento Scout, que es a su vez el campamento regional por motivo de los 100 años en el mundo de este movimiento juvenil; así como el asombro en el rostro de mi hija de siete años cuando hablamos sobre la reproducción humana y sus interminables “pero porqué…”
De la semana que pasó me queda la mirada triste de un mendigo que no pude auxiliar porque esa tarde tenia los bolsillos tan vaciados como los de él, el cuerpo de guitarra de una señorita con su ombligo al aire, el madrazo público que regurgité en un momento de flaqueza y contradicción, las lágrimas que derramé viendo en la tele al profesor Moncayo, así como el Factor XS; y a pesar de esas banalidades, las oraciones sinceras que hice por la salud de algunas personas que conozco y están enfermas.
Esta semana volví a ver amigos importantes que se me habían perdido del panorama de los días por alguna razón y recibí una llamada y una visita de otros dos que están en el exterior y las noticias de todos ellos me alegraron la vida.
Esta semana que pasó no fue mejor ni peor que la anterior, pero valió la pena vivirla. Me pongo a revisarla como si fueran los bolsillos de una camisa sucia antes de lavarla y descubro que estreché la mano de mucha gente (a veces soy tan saludable como un alkaselzert), escribí más e-mails de los que me había propuesto y subí un kilo de peso. Y ve, que casualidad, en una de esas entradas al sanitario (con libro en mano) leí un poema de León de Greiff que titula “balada de la fórmula definitiva y paradojal” donde el único verso que me gustó y memoricé dice “!todo no vale nada, si el resto vale menos!... pero yo, parafraseándolo quiero decir que “todo valió mucho, y el resto mucho más”.


Feliz semana para todos ustedes.

(valenciacalle@yahoo)

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