lunes, 21 de junio de 2010

SANTOS EL MAESTRO, MOCKUS EL APRENDIZ

POR Marco Antonio Valencia Calle
Las elecciones presidenciales nos dejan varias enseñanzas. Los días que Mockus dijo tener una enfermedad y nombró a su vicepresidente por ser un hombre académico, subió en las encuestas; pero así mismo, los días que metió la pata (¿metió la lengua?) en temas sensibles para el electorado, dilapidó los votos que finalmente le hicieron perder las elecciones.
Sobre las propuestas y el comportamiento de Mockus tenemos que decir que a la gente no le gustan los discursos donde se hable de “saltos al vacío”; al contrario, se necesita y se requiere gobernantes sensatos que nos den la sensación de estabilidad. No se puede salir a exponer programas de gobierno que nos hagan pensar que los avatares del país se resolverán con experimentos del día a día, como si la política fundamental orientada ya por nuestra constitución, fueran fiestas de pueblo donde se puede torear a la loca en corralejas improvisadas.
El viejo dicho de “por la boca muere el pez”, es la gran lección política que nos deja el candidato verde. Mockus se fue de lengua ninguneando el trabajo de los médicos, y eso causó horror, porque justamente el país en este momento tiene su peor crisis en el sector de la salud. Y lo que se espera, además de la total reforma a la Ley 100, es que los profesionales de la salud estén mejor remunerados para que presten un mejor servicio.
Colombia es un país de gente devota. El día que Mockus confesó su falta de creencia y de prácticas religiosas, perdió cientos de votos. La gente del común tiene como el eje de esperanzas a Dios para la solución de sus problemas frente a las desidias del sistema y la imperfección de la democracia… y un hombre que no cree en Dios, deja mucho que desear y produce una sensación de orfandad, porque de seguro no tiene ni piedad, ni miedos.
Mockus le apostó a los “primi-votantes”, o a los votos de los universitarios. Fórmula que ya había ensayado Fajardo sin éxito, y se comprobó una vez más que los sardinos no votan, que sus compromisos no son serios, que su bulla no pasa de las emociones pasajeras de cuatro pelagatos, porque la mayoría no tiene sentido de pertenencia, y el lema de sus vidas van por los caminos del “nomeimportismo y la aberración a lo gubernamental” como si el país no fuera de ellos. (Si la bulla política de los estudiantes fuera real, este país sería comunista hace rato por cuenta de la JUCO).
Los elementos para la fórmula ganadora fueron hacer hablar a Mockus más de la cuenta sobre temas claves para que se quemara solito; pero sobre todo, hacerle creer a él y sus asesores, que lo que se veía en internet a través de facebook, era una realidad y no una virtualidad.
A Santos, le valió pregonar la seguridad y estabilidad que hoy tenemos. Al común de la gente le da miedo el cambio y prefiere “viejo conocido que nuevo por conocer”. Esperemos pues, que llegué “la prosperidad democrática”, con una verdadera “oposición reflexiva” de parte de sus contradictores para ayudar a gobernar desde la crítica sana y con veeduría eficaz; pero eso sí, con garantías plenas en un Estado de Derecho inspirado en la Tercera Vía de Tony Blair, libro al que parece, tenemos que volver los ojos y comenzar a leer, para saber lo que nos espera.

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