domingo, 8 de febrero de 2009

LOS RÍOS QUE SUENAN

Pocos entendemos eso de la globalización de la crisis financiera más allá de los sueños rotos, las deudas y la falta de plata que nos dejó en la economía familiar el desfalco de las pirámides. Y poco entendemos eso de la globalización. Pero deberíamos estar preocupados e intentar hacer un esfuerzo por entender sobre temas que tarde o temprano nos van a causar problemas locales y nacionales.
La globalización consiste en que ya no hay diversos mundos, sino uno solo porque todos los mundos ya están relacionados entre sí, especialmente el de la economía. Y claro, entre los aspectos negativos de la globalización tenemos que, lo que pasa financieramente en un continente, repercute en otro.
Ahora bien, la crisis financiera que comenzó en México en 1995, siguió en Asia en 1997, llegó a Rusia en 1998, azotó luego a la Argentina y Turquía, y que en el 2009 golpea en las puertas del imperio norteamericano, en poco tiempo puede llegar a entrar en nuestras casas.
Lo que quiere decir que los países ricos que conforman el G-8, por ejemplo, deberían construir nuevas arquitecturas financieras para regular el flujo de capitales con el fin de prevenir las crisis que se avecina en Latinoamérica (y que ya empieza a golpear a varios países en vía de desarrollo). Por ejemplo, renegociar la moratoria de la deuda externa, y renovar las políticas del Fondo Monetario Internacional, serian un par de buenas medidas.
La palabra globalización que tanto emociona a los jóvenes por el asunto del interné, y porque permite viajar sin traumas a cualquier parte del mundo, asusta a los estudiosos que reconocen en el término “globalización” serios peligros para el progreso humano; pues las políticas de los países ricos consiste en lucrarse de la riqueza de los países pobres vendiéndole cuentos chinos que involucran la palabra “desarrollo” como si fuera la gran panacea. Y es peligrosa sencillamente porque se trata de un desarrollo privado, injusto, y monopólico en la medida que concentra el poder en unas cuantas empresas.
La tarea de los intelectuales, de los grupos sociales, de los movimientos de presión (sindicatos, economistas y políticos), es buscar que se den equilibrios comerciales entre los países ricos y pobres; al tiempo que se orienta a los gobernantes en estrategias comunes para denunciar en los escenarios mundiales la desigualdad comercial, y la necesidad de trabajar por un desarrollo sostenible en razón del nuevo panorama que implica el calentamiento global, como un hecho inesperado y preocupante.
La crisis viene, y sería de buen recibo (necesario y agradable), que nuestro gobierno local y nacional se desprendiera de algunos dividendos para hacer publicidad con el objeto de orientar a la gente en asuntos de ahorro, manejo de recursos naturales, cuidado del medio ambiente, y la conservación de aquellas cosas que en apariencia son gratuitas, pero que en realidad son bienes públicos que cuestan dinero, y todos tenemos que cuidar.

No hay comentarios: