MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE
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No es raro levantarme con una erección y ganas de comerme al mundo. Desayunar haciendo el inventario de cosas por hacer, y que nadie hará por mí, porque yo soy el único responsable de mi destino, de mis cosas y de mis afanes. Afeitarme con la esperanza de verme joven, y bañarme sabiendo que en el agua hay un secreto para una vida más sana.
Camino al trabajo cantando una tonadita pegajosa, que no dice nada, pero cantar es cantar, y el que canta su alma alegra y sus penas aleja, dice mi abuelita en su infinita sabiduría.
En el transporte me dedico a realizar ejercicios de respiración para atraer las buena vibra y limpiar el alma, y luego le oro al Divino Creador. Le pido perdón por aquellas vainas que le ofenden de mí, le doy gracias por todo lo que soy y tengo, y aprovecho para pedirle cosas con la inocencia de un niño: ganarme un baloto, conocer la felicidad, vivir un destino interesante, ver a Dios.
En el trabajo uno ve de todo: gente agradable que saluda con energía, y otros que arrastran penas y tiran un “buenos días” como si fuera una piedra. Pero a todos los he aprendido a querer, porque son los que me acompañan a construir la historia que llevo.
El día es bello, así este nublado o llueva, qué carajos. Y es una bendición estar vivo para olerlo, sentirlo, mirarlo. Me gusta cada día que me vivo, y “no” me lo vivo como el último, pero si como el único que tengo, entonces me lo celebro a mi manera. Por eso le sonrió a todo el mundo, y me intereso por la conversación de mis compañeros a quienes escucho con atención. A veces dicen pendejadas, pero se les perdona y se les celebra.
Me almuerzo con alimentos sencillos, aunque el médico me recomendó desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo; pero son lujos que no puedo darme, y creo que puedo vivir sin ello. De gustos pequeños y de necesidades insatisfechas, esta hecho el mundo.
En la noche, es seguro que no me he comido el mundo, pero saber que he vivido un día de manera honesta me hace pensar que he contribuido a que todos tengamos un mundo mejor. Y entonces…, cuando me vuelve la erección, me digo que el goce que me espera, me lo he ganado.
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